jueves, 6 de febrero de 2014

Saltos y Pisadas (o Dai II los inicios)



Dimos los primeros pasos temborosos, niños regordetes de piernas cortas que apenas sí se tienen en pie agarrándose a las patas de los muebles. Pusimos un talón frente al otro, luego la planta entera, y lanzamos el otro pie hacia delante en lo que fue el primero de muchos pasos. Y antes de dar el tercero ya queríamos correr, y antes de correr ya queríamos echar el vuelo.
Dimos los primeros pasos temblorosos, y antes de darnos cuenta hicimos un echappé y nos lanzamos al vacío. Y en el vacío creímos que podíamos volar, ahora no dependíamos de nuestros pies ni de nuestras débiles piernas como medio de alcanzar el infinito. Ahora éramos el medio, en todo nuestro ser, con todo nuestro cuerpo, y el único obstáculo entre el infinito o la mortal caída eramos nosotros.


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