jueves, 3 de octubre de 2013

Sobre el dibujo (y bajo él).

¿Qué es más importante, el propio acto de mirar, desmenuzando y reordenando la realidad, o la experiencia del dibujo?

Digamos que al mirar, no estamos recibiendo una información directa de un cuerpo externo que podemos acotar, situar y analizar. Más bien estamos interpretando un conocimiento abstracto, caótico, irracional, que llega a nosotros pero a la vez es producido por nosotros mismos.
Al observar una instalación, nuestros ojos la recorren, la analizan, dan por hecho que existe y es divisible geométricamente; mientras nuestra mente la interpreta como un todo, toma lo que necesita y deja lo que considera innecesario. Es ahí donde comienza el proceso de creación de un nuevo objeto, un nuevo mundo expresado a través de las sensaciones producidas por y en nosotros mismos.
Son proyección de nosotros mismos en un papel a través de un objeto.
Según observo el modelo, puedo distinguir sillas, plasticos,telas, muebles, estructuras constructivas, geometrías claras u ocultas. Pero a la vez puedo sentir las relaciones entre ellas, como un todo, donde algunas zonas tienen más peso, otras en cambio son más ligeras y efímeras; algunas más luminosas pidiendo atención, otras más discretas entre las sombras...
Así, las sillas se convierten en un intento vertical de ese Todo de alcanzar la altura, los muebles y pantallas reflejando la luz en los focos de atención, las sombras en los soportes del dibujo.
Mancha a mancha, forma a forma y más mal que bien, voy intentando expresar lo que yo mismo me digo mientras observo un modelo, intentando convertir el mirar y dibujar en una misma parte de un proceso más complejo, que llamaríamos comprender.

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